LA EDUCACIÓN RURAL EN BOLIVIA, SU LARGA HISTORIA

LA EDUCACIÓN RURAL EN BOLIVIA, SU LARGA HISTORIA

Anselmo Quispe Condori

La larga historia de la educación de Bolivia, empieza con las denominadas escuelas clandestinas. Los personajes que impulsaron, fueron los caciques apoderados, quienes a su vez eran perseguidos por pretender a que los comuneros de su pueblo aprendan a leer y escribir. Las escuelas clandestinas, como su nombre mismo lo indican, funcionaba en casas particulares, en forma secreta. Luego empezaron a crear las escuelas ambulantes cuyo apogeo ha alcanzado en la década de los años treinta. Esta experiencia dio lugar a la creación de la primera escuela rural en Warisata. Es justo reconocer que dicho logro fue iniciado a principios del siglo XX por los gobiernos liberales y con una influencia directa del Pedagogo boliviano Franz Tamayo. También quiero enfatizar que la guerra del Chaco puso en evidencia la necesidad de contar con una identidad nacional después de una pérdida territorial que todos los bolivianos hemos sufrido.

Las escuelas ambulantes para indígenas, se ocupó inicialmente de la alfabetización y la enseñanza de fe cristiana. Hasta el año 1905, según Enrique Finot, se habías creado más de 50 escuelas primarias en las regiones rurales. Posteriormente en la primera década del siglo XX se creó la Normal rural de Umala (actual provincia Aroma del departamento de La Paz), en 1916 de Colomi, antecesora de la Normal Rural de Vacas Cochabamba. Inclusive, antes de Umala, en 1911 se creó la escuela rural “Utama” de Caquiaviri en el departamento de La Paz (Fuente: Historia de Instrucción Pública de Bolivia. La Paz, 1917, p.28. También de Mario Yapu “En tiempos de Reforma Educativa”, Óp. Cit, pp. 19ss)

Esta educación, tenía consigna laica pese a la orientación pedagógica de la iglesia católica. Fue esta la razón de escasa experiencia y sin mayor sostenibilidad. Muchas escuelas rurales se fueron rindiéndose por falta de recursos económicos por una parte, y por otra, los oligarcas, veían como un peligro para mantener el orden social semifeudal, heredado desde la colonia, en el que era imperativo mantener al campesino en la ignorancia y la sumisión.

La experiencia más sobresaliente de la educación rural fue la de Warisata, fundada por Elizardo Pérez en 1931. Sin embargo como él mismo dice: tuvo dos etapas; primero el “surgimiento” y la segunda su “destrucción” (fuente: Warisata, la escuela ayllu, Empresa Industrial Gráfica, E. Murillo, La Paz). En efecto, al decir surgimiento, se refería al factor potencial que causaría cambios en la estructura ideológica y social; mientras al decir destrucción, se refería al gran proyecto que ha quedado aplastado. Su destrucción se precipitó pese a la entereza por defenderla, no solamente por los intelectuales y pedagogos comprometidos con la causa de los campesinos, sino pese al compromiso de los aimaras como Avelino Siñani que luchó hasta sus últimos días tratando de salvar a su querida escuela.

Al fundarse la Escuela Normal de Maestros de Sucre en 1930, se redactó el primer estatuto de educación. Cabe señalar que la primera Escuela Normal Rural en la Historia de Bolivia fue creado en el barrio de Miraflores de la ciudad de La Paz en 1911 (fuente: “La problemática de la educación indigenal”, Revista del Instituto de Estudios Andino Amazónico, nº 5, 1994 p. 18)

La experiencia de Warisata, fueron factores decisivos para la creación de escuela ayllu. En ella se expresó la responsabilidad, el orden y organización, con un ideal de coeducación, enseñanza laica, bilingüismo y enfoque técnico y productivo, destinado para abordar la alfabetización como enseñanza de oficios relacionados con la agricultura y la ganadería. Fue la primera institución a formar maestras y maestros para la educación rural.

Por otro lado Warisata impulsó los imperativos de la moral andina: no mientas, no robes, no seas flojo.
De este modo Warisata debía formar y practicar las dimensiones políticas, filosóficas, culturales, pedagógicas, sociológicas y económicas de la escuela marka (Fuente: Rolando Barral, “Más allá de las recetas pedagógicas”. Ed. Ayni Rumay, La Paz p.46) en un mundo encapsulado y distante a los pueblos citadinos. Por ejemplo, hasta hace poco, algunos profesores enseñaban en idioma castellano, prohibiendo el idioma originario o no concebían la necesidad de la educación bilingüe. En el momento actual felizmente todo esto ha pasado a la historia.

Con el gobierno actual y con la Ley 070 del año 2010, se evidencia llevar adelante lo que propuso Elizardo Pérez. Ojalá no tenga obstáculos como en aquellos tiempos, para el cual todos los actores comprometidos en el qué hacer educativo debemos tomar conciencia con esa visión de mejorar la educación boliviana.

viernes, 14 de septiembre de 2012

QUIÉNES SOMOS Y QUÉ PODEMOS ENSEÑAR EN LAS UNIDADES EDUCATIVAS RURALES




Bolivia es un país rico en recursos naturales y culturales, pero aún no ha logrado superar la pobreza de su población. La economía de Bolivia se sustenta por más de dos siglos en un modelo extractivo de recursos naturales, sin valor agregado, comercializados inclusive en condiciones desventajosas. Este modelo económico es también limitante para el desarrollo del país porque no brinda condiciones para la redistribución de la riqueza y el cuidado del medio ambiente. Las políticas sociales cuentan con baja inversión pública y en el ámbito  educativo, el apoyo a la formación técnica, la innovación científica y el desarrollo tecnológico son muy limitados.

Ahora bien, ¿quiénes somos? Obviamente la respuesta es, que somos bolivianos. Pero Bolivia tiene varias nacionalidades. En esta pequeña publicación solo tocaré de la parte altiplánica porque soy oriundo de esta región.

El altiplano no es como muchos piensan, “como  una región árida”, sin embargo hay lugares que producen casi todo lo que existe en los valles altos como es el caso de la región del lago Titicaca (altiplano norte).

La quinua, producto agrícola de los andes boliviano, es el que da buenos resultados. Experiencias logradas en la región de Oruro y Potosí dejan ganancias muy considerables. Lamentablemente no todos se dedican a esta actividad, puesto que necesita más investigación a cerca de este producto, su cultivo mecanizado, su industrialización y busca de mercados internacionales. Y qué mejor sería abordar en las unidades educativas, enseñar a niños y jóvenes, instalando con apoyo de gobiernos municipales laboratorios de investigación, análisis de tierras, riegos, etc.

Frente a esta realidad, las escuelas rurales deben comprender que la educación de la producción y la formación deben constituir una orientación vital para lograr el desarrollo del país. La diversidad natural y cultural debe ser aprovechada en la generación de bienes y servicios con valor agregado, que contribuya al desarrollo productivo y social.

¿Por qué la formación “en”, y “con” producción?

El número de personas que acceden a una educación escolar de calidad es bajo en toda Bolivia, y aún menor es el porcentaje de quienes tienen la oportunidad de formarse en un nivel de educación superior. El sistema  educativo formal (inclusive)otorga insuficientes oportunidades educativas. Se estima que el 85% de la población no accede a una cualificación técnica (Fuente: Educación para el Desarrollo, FUNDACIÓN FAUTAPO, agosto 2012). La escasa oferta educativa productiva, especialmente en el área rural, limita el desarrollo de competencias para el trabajo y ocasiona que la mayoría de los bolivianos y bolivianas ingresen al mercado laboral en condiciones desfavorables.

La Ley Elizardo Pérez - Avelino Siñani, faculta construir un nuevo Diseño Curricular tomando en cuenta la interculturalidad y conocimientos previos como ésta, ya que el cultivo de quinua en la región andina es milenaria, lo que corresponde a los actores de las unidades educativas es ampliar, investigar, producir y comercializar a precios justos y vivir en las comunidades sin emigrar a las grandes ciudades o salir al exterior para ser explotados en Brasil o Argentina como alguien dice por los mismos compatriotas.

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